En esta ocasión, luego de una conversación con yerba y agua
caliente, el Viejo de Asfalto, reacio a ser llamado de esta manera, nos contó una
historia, “una de esas que trae el viento” comentó. “Las hojas en los árboles
me la silbaron, y yo me la apropié” fueron las ultimas palabras antes de sacar
a la luz, lo que sabíamos que horas mas tarde transformaríamos en esta segunda edición
de Miércoles Viscerales.
Texto Segundo:
"Muchas veces caen a mis manos, a mis oídos, historias de
fantásticas de mujeres hermosas, de labios a los que no se le pueden apartar la
mirada luego del primer avistaje. De hombres cuyas proezas tan aventuradas
logran el amor infinito de una dama. Cuentos de mozas solitarias que tropiezan
ya sin buscar, con el sentimiento madre. Cuentos de amores no correspondidos,
que inundan los relatos y contagian la aflicción del relator. Más muchas veces he
hablado también, de unos para los otros, de ojos iguales.
Esta me calló de entre el follaje seco, se originó en tiempos de verano, y termino en el mismo calor del cual había surgido. Es de esas historias que se hablan, que pasan de la lengua de uno a los oídos de otros, y estos siguen con el mandato implícito. Es de esos amores comunes, corrientes al resto, y único a los personajes.
Esta me calló de entre el follaje seco, se originó en tiempos de verano, y termino en el mismo calor del cual había surgido. Es de esas historias que se hablan, que pasan de la lengua de uno a los oídos de otros, y estos siguen con el mandato implícito. Es de esos amores comunes, corrientes al resto, y único a los personajes.
Se ha hablado
entonces de este hombre, se ha hablado de esta mujer. Se paso esta historia
como un regalo tan preciado que incomoda al que lo recibe y sigue su recorrido.
Pues se hablo de la
sonrisa de ella, y se recito del ceño de él. Se llego a cantar de la piel de ella, y de los ojos de él. Se los recuerda en sus rasgos, ojos amarillos al
primero, y cabello verde. La mirada cyan en el rostro de ella, y la copa de su
ser, ambar como la tarde.
Se comentó hasta el
hartazgo de la seriedad en el paso de este hombre, su malhumor al andar.
Interpretamos la tristeza en su mirada, y su frecuente torpeza al hablar.
Oímos historias de
ella, difíciles de comprobar. Habladurías, diríamos, si no nos hubieran contado
de sus marcas, aunque mas profundas fueron las de él al escucharlas; como por lanzas en la espalda cada vez que su cabeza lograba escapar la atadura y se
libraba a imaginar. Todas se borraban sin embargo cuando juntaban sus rostros.
Cuando se confundían en un solo retrato.
Hablamos tanto de
esta historia, se debatió de destino, de coincidencias, y los racionalistas del
amor impusieron el principio determinista. Aun así todos
imaginamos el amor, escribimos de pasión, y de que uno llegó para salvar al
otro, que vino a llenarlo. Cometimos el error de mencionar muy poco al adiós.
Obnubilados escribimos poemas de ella, de sus piernas, de sus caderas, hicimos
canciones con su alegría y con su fácil risa.
Compusimos obras de teatro en base al trato de él, de la
suavidad al tocarla, y como ella cambiaba su estructura temprana al hablarle.
Se pintaron cuadros
afligidos inspirados en sus problemas, que mostraban un nuevo planeta, una
felicidad minada.
Ya nadie recuerda,
o no quiere, el obscuro pasar. Sí lo recuerdan ellos en sus espaldas.
Se supone que ella, pensó alguna vez en su pelo verde entre los dedos, y se cree que él recuerda
sus ojos en cada beso.
Se hablo de las
advertencias de él. Quienes lo trataron, cuentan del mal que hacia en ese
combinar. El se creyó el peor y a ella la mejor.
Por años no se
habló, se consiguieron historias felices, de niños jugando y proezas
deportivas. Ya demasiado habíamos esparcido, cantando desde fuera; dibujando
sin entrar en la hoja.
Se cuenta tanto y
no se escuchan las voces.
Hoy esta es la vaga realidad. Esta que es la irracionalidad de un sueño. Hoy este cuento quedo inconcluso, y es mejor que duerma así. Pues ella ya se ha partido, y el ya no quiere hablar."
Hoy esta es la vaga realidad. Esta que es la irracionalidad de un sueño. Hoy este cuento quedo inconcluso, y es mejor que duerma así. Pues ella ya se ha partido, y el ya no quiere hablar."
El de pantalones rayados, y así también esta su razón.
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